El piloto neerlandés arrancó desde la segunda posición en la parrilla, pero no tardó en tomar el liderato tras una maniobra decisiva sobre Oscar Piastri en la segunda curva. A partir de ahí, Verstappen controló la carrera, gestionando los neumáticos con inteligencia y sacando partido de las mejoras técnicas introducidas en el monoplaza. El propio Verstappen reconoció tras la carrera que sintió el coche “mucho más estable” y que el equipo había dado “un paso adelante con el setup”, lo que fue clave para mantener un ritmo fuerte durante toda la prueba.
Verstappen triunfa en Imola en un Mundial más competido que nunca