El sábado, con las rondas clasificatorias y el estreno de la modalidad de carrera al esprint en MotoGP, Marc Márquez dio un puñetazo sobre la mesa y reivindicó su clase, su historial y la potencia de su Honda ante los que recelaban tras una pretemporada titubeante con unos discretos resultados.

Márquez pulverizó los registros del circuito de Portimao y llevó a cabo unas vueltas clasificatorias impecables que le condujeron hasta la “pole” con gran autoridad. En la carrera al esprint, supo sacar lo máximo de la Honda y quedó tercero, sumando sus primeros puntos para este campeonato.

El domingo, en la carrera, Márquez no pudo aprovechar la ventaja de salir en la primera posición y tras una mala salida, al intentar recuperar el espacio perdido, tuvo un toque al intentar superar a Martín, Salió con la moto descontrolada contra el portugués Oliveira, cayendo los dos contra el asfalto, lo que supuso el fin del Gran Premio para ambos. Una desafortunada maniobra que le valdrá una sanción y ha sido penalizado con una doble “long lap penalty” en el siguiente Gran Premio que dispute. Márquez, a resultas de la caída, sufre una lesión en su mano derecha, cuyo alcance deberá esperar al diagnóstico final. Marc, entonó el mea culpa en el accidente y ha asumido la penalización que le ha impuesto la organización.

Pecco Bagnaia, actual campeón del mundo, aprovechó el incidente del inicio de carrera e hizo valer su condición de favorito, administrando su ventaja hasta imponerse en el primer Gran Premio de la temporada.

Al final, las tres Honda que quedaban sobre el asfalto de Portimao han terminado en las posiciones 11ª, 12ª y 13ª, pilotadas por Álex Rins, del LCR Honda Castrol, seguido por Joan Mir, compañero de Márquez en el Repsol Honda Team y que realizó una notable carrera tras cumplir con la sanción de una “long lap” por un incidente en la carrera al esprint del sábado. Finalmente, tras Mir, entró el japonés Nakagami.

Cabe decir que con Márquez en forma, y a pesar del desafortunado incidente, el Campeonato gana en emoción.