abril 14, 2016

El Jazz eléctrico a prueba: trabajo de campo en el corazón del cambio climático (I)

La agencia para los refugiados de la ONU (ACNUR) estima que a mediados del presente siglo habrá 250 millones de personas desplazadas debido a las consecuencias del cambio climático. Las islas del Pacífico serán las más afectadas, ya que el nivel de este océano sube 1,2 centímetros cada año, cuatro veces más que en el resto del mundo. En éstas, las pérdidas y los daños causados por el calentamiento global ya son muy palpables. Y es por ello que Honda decidió poner a prueba su Jazz eléctrico en las Islas Marshall, junto con un innovador sistema de estaciones de recarga con energía solar, una demostración que pretende ser un ejemplo global.

De este modo, en cooperación con el gobierno de las islas y con apoyo del Ministerio de Economía de Japón, la compañía no sólo da respuesta a su necesidad de establecer convenios que le permitan comprobar sus innovaciones en un contexto real, sino que lanza un mensaje al mundo sobre la importancia de comenzar a actuar para paliar las consecuencias del cambio climático que ya son muy visibles en algunas regiones como las islas del Pacífico.

La avanzadilla del proyecto

En octubre de 2015 Honda firmó el acuerdo de colaboración que dio el pistoletazo de salida al proyecto, pero un proyecto de tal envergadura no se fragua en un día. ¿Cómo se llegó hasta aquí?

Una feria comercial en Tokio, el espacio Honda con paneles solares para recarga eléctrica autónoma, un visitante curioso. Chieko Susumu, del departamento de Smart Community (comunidad inteligente) de Honda, recibió con asombro la pregunta del visitante curioso: ¿estaría Honda dispuesta a traer este sistema a las Islas Marshall? El visitante curioso era Shinya Adachi, a quien el gobierno de las islas había encargado la tarea de encontrar una empresa japonesa que ayudara al país a avanzar en la movilidad eléctrica, parte de la estrategia medioambiental nacional.

Siguiendo la filosofía tradicional japonesa del «sangen-shugi» -un método aplicado a la manufactura que centra la atención en el lugar (genba), la fuente (genbutsu) y la realidad (genjitsu) de un problema-, en mayo de 2014 Honda envió a las islas a sus trabajadoras Chieko Susumu y Izumi Kano, miembros del departamento de Smart Community, con una misión: iniciar conversaciones con el gobierno sobre una posible introducción de vehículos eléctricos y llevar a cabo el necesario trabajo de campo previo.

De la serie de reuniones que siguieron, tanto de alto nivel como con la población civil, los enviados de Honda pronto extrajeron una conclusión evidente: existía una fuerte demanda popular por reducir la dependencia energética de otros países. La semilla estaba sembrada: ellos tenían el proyecto ideal para contribuir a la autosuficiencia energética del país.

¿Por qué en las Islas Marshall?

Las Islas Marshall, así como el resto de repúblicas insulares del Pacífico, forman parte de los llamados Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, o SIDS por sus siglas en inglés. Por sus condiciones geográficas de aislamiento y pequeño tamaño, el desarrollo sostenible en los SIDS es todo un reto, además de ser más vulnerables a los desastres naturales y a las consecuencias del cambio climático.

Desde 1992, estos estados se organizan a través de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) que, junto a organizaciones humanitarias globales, pidió que en la cumbre del clima de París del pasado diciembre se debatiera su situación y la posibilidad de crear un mecanismo global para paliar los daños que el cambio climático ya está causando a las personas en estas pequeñas islas. Este punto, sin embargo, cayó de la agenda y el debate sobre los refugiados climáticos quedó pendiente.

Como en muchos de los demás estados insulares, la dependencia de energía importada es una de las limitaciones más importantes de las Islas Marshall. El proyecto de Honda ofrecía una opción ideal para hacer más accesible el transporte, reducir emisiones e incrementar la seguridad energética de las islas.

Preparándose para la acción

Después de explorar cada rincón de la isla Majuro, Susumo y Kano volvieron a Japón para compartir la experiencia y los datos recogidos con el equipo del departamento de Smart Community de Honda.

Los beneficios de introducir una flota de coches eléctricos en las islas ya eran, a estas alturas, totalmente evidentes y, afortunadamente, el país ya contaba con un número nada despreciable de placas solares instaladas. “No podemos imaginar una causa más válida que ésta a la que contribuir”, dijeron en su informe. Pero había un problema: la infraestructura de servicios para el mantenimiento de los vehículos era inexistente, como también lo era el personal formado que pudiera ocuparse.

El plan había nacido. La introducción de los vehículos eléctricos no era suficiente, había que añadir al proyecto la construcción de una infraestructura de servicios con cursos de formación incluidos. Tras un período para considerar el aumento de costes que esto suponía, la iniciativa fue finalmente aprobada como proyecto oficial de Honda.

«No sólo ayudaremos a un país a ser independiente sino que también contribuiremos a frenar el cambio climático. No hay ninguna duda de la relevancia de este proyecto”, concluyó Susumu, tan sólo un momento antes de tomar una gran bocanada de aire ante los retos que se desplegaban ante ella.

¿Cómo continuó la historia? Próximamente os contamos más detalles. Os dejamos una imagen para que imaginéis.

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