enero 17, 2018

La historia de Honda en imágenes (I): los primeros años

El éxito es un plato que se cocina lento y con muchos ingredientes. Tantos, que a menudo es complicado detallarlos. Os presentamos el primero de una serie de artículos donde explicaremos cómo Honda ha llegado hasta su posición como líder en fabricación de motores de combustible, paso a paso y foto a foto. ¡Buen provecho!

  1. Antes del principio

Antes de poder siquiera imaginar que algún día pondría nombre a su propia empresa, el fundador Soichiro Honda, aún adolescente, se trasladó a Tokyo como aprendiz en Art Shokai, un taller mecánico cuyos dueños, los hermanos Sakakibara, diseñaban coches de carreras durante la noche. En los siguientes años, Honda se convirtió en su piloto mecánico y ayudó a diseñar y construir el Curtiss, el coche de carreras que en 1924 ganó el Campeonato de Japón. Honda tenía entonces 18 años. En la foto, Soichiro Honda aparece en el centro, con Yuzo Sakakibara, dueño de Art Shokai, a la izquierda y Shinichi Sakakibara, que pilotaba el coche, a la derecha.

Historia Honda

  1. Un duro comienzo

Honda nació en 1946, al año siguiente de terminar la Segunda Guerra Mundial. Aquellos primeros años  fueron tiempos agitados no sólo para la Compañía sino para el mundo entero. El objetivo de aquel embrión de Honda, que dos años más tarde se fundaría formalmente bajo el nombre actual de la compañía, era fabricar motores para motocicletas. Nacida de una idea peregrina de instalar el motor de una pequeña radio militar en una bicicleta, llegó la famosa Honda A-Type, el primer invento de Honda que salió al mercado. Y dio en la diana. En la foto podemos ver el taller de fabricación del motor A-Type en 1948.

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  1. Un encuentro con magia

En el verano de 1949 ocurrió el mágico encuentro entre Soichiro Honda y Takeo Fujisawa, clave para el futuro éxito de la compañía. Fujisawa se convirtió en director ejecutivo, vendedor y gestor financiero, mientras que Honda era el inventor, el creador. Pocos meses después, a pesar de la difícil situación económica en el Japón de la posguerra, Honda hizo su primera ampliación de capital. Una cuarta parte de la nueva inversión la hizo Fujisawa, que desde entonces fue considerado co-fundador de la empresa. En la foto, los dos socios fundadores.

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  1. Tesón e innovación

En esta foto aparece la cinta transportadora del sistema de producción en serie de la D-Type, la primera motocicleta «made in Honda», en las fábricas de Honda en Noguchi y Tokyo. Este innovador sistema mereció una apasionada mención en la revista Science Asahi en 1956, que decía así: «Hay una empresa que ha conseguido un incremento de la producción impensable en nuestros tiempos, que en el año fiscal 1950 fabricó 876 unidades de las 3.439 del total nacional, y dio un salto a las 700 unidades mensuales en 1951». Y continuaba: «No es fácil optimizar procesos sin tomar algún tipo de medidas especiales. Esto eso es lo que Honda Motor Co. ha estado explorando».

Historia Honda

  1. De la genialidad del ingeniero a las ventas en el mercado

Nada más llegar, Fujisawa asumió su misión de poner fin al gran desequilibrio que existía entre la capacidad de producción de la Compañía y su capacidad de venta. Fujisawa orquestó entonces la primera estrategia de marketing de la marca, que resultó en una novedosa campaña de correo directo en la que se enviaron cartas a toda la red de tiendas de bicicletas de Japón para promocionar el Cub F-Type, el último motor auxiliar para bicicletas que se fabricaría antes de lanzarse al mundo de las motos. En la foto, el desfile organizado como parte de la misma campaña durante el Festival de la Motocicleta de Tokio en verano de 1952. Tuvo un efecto inmediato: la Cub F-Type pasó a ser conocida como la bicicleta que podían conducir tanto hombres como mujeres.

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  1. De Japón al mundo, comienza el sueño

A pesar de que todo iba bien, con las ventas del Cub F-Type y la Dream E-Type, la primera moto de cuatro tiempos de la marca, en máximos, Soichiro Honda no estaba nada satisfecho con el nivel de precisión de sus componentes. Ni corto ni perezoso, el ingeniero decidió invertir 450 millones de yenes de la ampliación de capital en importar máquinas herramientas que le permitieran fabricar componentes de marcada calidad, a la altura de sus ideas. Y se fue a Estados Unidos. En la foto lo vemos en el aeropuerto de Haneda junto a su familia, que había ido a despedirle, en noviembre de 1952. A parte de la maleta, llevaba ya con él un pensamiento que no le abandonaría ya nunca y que conduciría la empresa al éxito mundial: «Si no eres número uno en el mundo, no puedes ser número uno en Japón». Honda había comprendido la lógica del nuevo mundo, que ya no dejaría de globalizarse.

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