agosto 10, 2016

Historia del Hondamatic, primera parte: una transmisión automática made in Honda

El origen de las transmisiones automáticas (AT) modernas podría remontarse a la primitiva caja de cambios de un “coche sin caballos” que los hermanos Sturtevant desarrollaron en Boston, Estados Unidos, en 1904. En un tiempo en que los coches a motor aún se conocían como “coches sin caballos”, este modelo ya ofrecía dos velocidades. Cuando el vehículo cogía velocidad, entraba la marcha rápida, y en cuanto desaceleraba, la caja cambiaba de nuevo a la primera marcha. Lástima que la metalurgia de la época no estuviese a la altura: por lo que parece la excesiva presión provocaba frecuentes fallos en la caja de cambios.

Mucho ha llovido desde entonces, y aunque en España los coches automáticos no han calado como en otros países, la historia de las AT ha alcanzado lo que podríamos llamar la edad adulta, a lo que Honda contribuyó su granito de arena (luego vendrían más) con una transmisión con nombre propio, la Hondamatic. Cómo la Hondamatic llegó al mundo es una historia que ilustra a la perfección la filosofía de innovación y desarrollo de la compañía.

hondamatic

La transmisión y el motor de la N360AT, el primer mini coche equipado con una transmisión totalmente automática

Innovar por narices

Debido a las patentes acumuladas por otros fabricantes, los ingenieros de Honda se vieron forzados a inventar su propio sistema de transmisión automática. Desde aquel momento, prácticamente todas las transmisiones utilizadas en sus modelos han sido fabricadas en la propia casa.

Eso explica las particularidades de los sistemas de la marca, que en lugar de utilizar un engranaje planetario como hacen el resto de fabricantes, utilizan los piñones individuales tradicionales montados en engranajes paralelos, como las transmisiones manuales, con cada relación de cambio engranada por un cilindro hidráulico de embrague independiente.

Este simple diseño que prescindía del engranaje planetario resultó ser un sistema más compacto que permitía reducir la fricción, una ventaja que no hubiera sido posible de haber seguido el diseño habitual.

Una historia de motivación

Pero no fue nada fácil llegar hasta ahí. La historia de la Hondamatic, y de otros modelos de AT que la siguieron, comienza con una anécdota que muestra cómo funciona la motivación de una mente innovadora.

Corría el año 1964. Torao Hattori, encargado de desarrollar el CVT para el camión mini T360, estaba ingresado en el hospital. El proyecto no iba bien y el estrés le había afectado a la salud. Un día recibió una visita especial, que le reanimó de golpe.

Hideo Sugiura, director general de la división de I+D de la compañía, se presentó en el hospital con una noticia: “Queremos desarrollar una transmisión automática para coches, y queremos que te encargues tú”. A otra persona quizá le hubiera estresado aún más esta visita, pero para Hattori fue pura motivación. Diseñar transmisiones automáticas para coches había sido su sueño desde su llegada a la compañía, y aún en cama, Hattori empezó a barajar ideas en su cabeza.

El empeño del ingeniero

El primer cubo de agua fría para la moral del equipo fue saber que el plan original de externalizar la fabricación del primer diseño de la AT no iba a ser posible. Honda perseguía una AT específica para sus modelos y con una eficiencia excepcional, un motor capaz de alcanzar una velocidad máxima de 8.000 rpm, el doble que un motor convencional de la época.

Teniendo en cuenta que Honda no contaba ni con la experiencia ni con la tecnología necesarias, y que no había referentes en el mercado para el objetivo que la marca quería alcanzar, el proyecto de diseñar y construir su propia AT era un enorme reto para la compañía.

No quedaba otra que iniciar un proceso de prueba-error, que sin duda tomaría su tiempo. Hattori recordó entonces las famosas palabras de Soichiro Honda, el fundador de la compañía: «El éxito es el 1 % construido sobre una base de 99% de fracaso”. Y el equipo se puso mano a la obra.

Por fin el éxito

Después de grandes esfuerzos, algunos éxitos y muchos fracasos, el equipo se lanzó por fin a construir la versión definitiva del Hondamatic, que equiparía el nuevo modelo N360, el primer minicoche de producción masiva de Honda.

El N360 era un mini vehículo diseñado para ser asequible, lo que añadió nuevos retos de desarrollo: había que reducir tamaño, necesidad de mantenimiento y costes. La solución fue lo que más tarde se llamó Hondamatic, un sistema de engranaje paralelo que integraba el motor y la transmisión en una sola unidad, simple y compacta. Para conseguir la máxima eficiencia, los ingenieros bajo el mando de  Hattori implementaron una función de bloqueo, que hoy está entre las especificaciones estándar de las AT.

Finalmente, el 18 de octubre de 1967, el Honda N360 automático con función de bloqueo se presentó en el Salón del Motor de Londres, y en marzo de 1968, el Hondamatic debutó de la mano del N360, el primer mini vehículo, o kei car, de transmisión completamente automática. La buena acogida del nuevo modelo en el mercado dio a Hattori y a sus ingenieros una bien merecida recompensa.

La historia de los comienzos del Hondamatic, sin embargo, no termina aquí. Tras el debut, tanto la prensa como la industria dieron por sentado que surgirían conflictos de patentes. ¿De verdad había creado Honda una AT desde cero? Lo que sucedió después es una bonita lección de espíritu innovador y liderazgo que explicaremos en la segunda parte de este artículo. ¡No te la pierdas!