abril 19, 2017

Homenaje a los dummies, los muñecos que nos salvan la vida

 

Aquí un brazo, aquí un pie, una cabeza. En algún taller no muy lejano, un técnico en bata blanca junta las partes para formar un dispositivo electromecánico creado a imagen y semejanza de un hombre adulto. Pongamos que se llama 0310-586. Después emprenderá el viaje hacia las instalaciones de pruebas de vehículos, donde desempeñará la misión para la que vino al mundo: someterse a un tortuoso proceso de atropellos, colisiones frontales, traseras, laterales… para certificar que los vehículos en los que se monta están preparados para proteger a sus futuros ocupantes humanos.

Esta es la vida de los dummies, los muñecos que desde hace décadas la industria de la automoción utiliza en las pruebas de choque para desarrollar mejores sistemas de protección en caso de accidente. Para ello, los fabricantes necesitan responder a una pregunta fundamental: ¿cómo reacciona el cuerpo humano ante diferentes impactos? El conocimiento anatómico y médico es clave, por eso en el pasado se utilizaban cadáveres en los crash tests. ¡Otro motivo para estar agradecidos a estas criaturas biomecánicas!

Retrato de familia

Probablemente 0310-586 no esté solo, tiene su propia familia. Están sus hijos, de 10, 6 y 3 años, y su esposa, una dummy que representa una mujer adulta de talla mediana (aunque el uso de dummies femeninos es aún infrecuente). Incluso es posible que 0310-586 cuente también con un primo de características singulares, por ejemplo con sobrepeso, especialmente en países como los Estados Unidos.

Esta peculiar familia que vive permanentemente sentada (los dummies no pueden erguirse) tiene un importante trabajo. Ayudan a los fabricantes a estudiar el impacto que produce la estructura del vehículo en caso de accidente, y la eficacia de sistemas de seguridad como el cinturón o el airbag para proteger a los conductores y a sus familias. En otras palabras, nos salvan la vida.

Un día cualquiera

Los crash test suelen tener lugar en hangares con condiciones de temperatura y humedad reguladas. El equipo observa desde una cabina protegida situada encima de la pista, similar a las cabinas VIP de las carreras de fórmula uno. Pero en este caso la prueba durará poco más de 10 segundos, y la pista mide apenas unos 200 metros, ¿para qué se necesita más?

Los técnicos preparan el coche en la pista, y lo enganchan a un cable que permitirá remolcarlo hasta el centro de la zona de pruebas. En el otro extremo, una barrera de hormigón de unas 45 toneladas métricas espera paciente el impacto frontal del vehículo.

En el asiento el conductor, 0310-586, vestido con una simple camiseta de algodón y pantalones cortos, está preparado. Un técnico ajusta el ángulo de inclinación de su cabeza, la distancia entre su torso y el volante, la inclinación de sus muslos… La idea es reproducir las condiciones de conducción de la manera más exacta posible.

Suena la bocina. La zona de pruebas se inunda de una fuerte luz y más de diez cámaras de vídeo se ponen en marcha. En sólo 3 segundos, el coche acelera hasta unos 48 km/h. Justo un instante antes del impacto, los técnicos sueltan el cable y… ¡pum! El vehículo salta en pedazos. El impacto es tan fuerte que hasta los técnicos que observan a distancia pueden sentirlo.

Tranquilos, para 0310-586 es sólo trabajo rutinario. Quizá necesite reemplazar alguna pieza, pero seguramente esté aún en buen estado durante al menos diez años, hasta que alguien decida relevarlo.

Al servicio de la ciencia

Durante la prueba de choque, los sensores instalados en el cuerpo de los muñecos han registrado diferentes parámetros: la fuerza de un golpe en el muslo, el impacto de un frenazo en el cuello, la compresión en el pecho producida por el cinturón, las consecuencias de la activación de un airbag sobre un niño pequeño… Todos estos datos se analizan para saber qué daños habrían producido en un cuerpo de carne y hueso, un proceso que debe mucho a la investigación en mecánica newtoniana aplicada al cuerpo humano, un campo en el que de nuevo el uso de cadáveres han sido de gran ayuda. La ciencia tiene estas cosas…

Pero los dummies saben hacer más cosas que probar la seguridad de un coche. A menudo, los mismos dummies diseñados para la industria del automóvil trabajan en otros campos, aunque su vida nunca es fácil. Montañas rusas, pistas de esquí, simulacros de accidentes de tren… ¡incluso los lanzan desde lo alto de los aviones!

Dummies peatones, y otros progresos

En este post hemos utilizado un ejemplo de crash test convencional contra una barrera fija, pero existen muchos otros, como el choque vehículo contra vehículo, o vehículo contra peatón, un área en la que Honda es pionera. Siguiendo su filosofía de «seguridad para todos», en 1998 Honda se convirtió en el primer fabricante de coches en desarrollar un dummy peatón, un avance que permitió minimizar daños sobre uno de los grandes afectados en accidentes de tráfico urbanos.

Con la seguridad como pilar fundamental, Honda sigue explorando maneras de hacer sus coches más seguros. En los últimos años, por ejemplo, Honda ha desarrollado un software para realizar pruebas de choque virtuales que permiten probar posibles soluciones para minimizar daños a un coste mucho más reducido que el de estampar modelos reales.

Quizá los dummies tengan los días contados con la llegada de las nuevas tecnologías, pero en todo caso las vidas salvadas a lo largo de su historia bien merecen un homenaje.