octubre 22, 2020

El futuro es verde y automático: 8 consejos para una conducción óptima sin transmisión manual

Asumámoslo. Aunque, como aquella pequeña aldea gala que resistía, España se ha aferrado durante años a la conducción manual, las tendencias tecnológicas están forzando un cambio a marchas forzadas.

La movilidad sostenible, híbrida y eléctrica, también es automática, y para muestra, un botón: Honda ofrece una versión automática en todos los principales modelos de su gama. Así que, si eres de los que aún no han cambiado el chip, más vale que te vayas haciendo a la idea.

Aunque sobre el papel conducir un automóvil automático es lo más sencillo del mundo, si estamos acostumbrados a la conducción manual necesitaremos adaptarnos y combatir ciertos hábitos que pueden resultar contraproducentes en la nueva movilidad. ¿Cuáles son las diferencias? ¿Cómo se conduce con cambio automático? A continuación, te dejamos algunos consejos para que disfrutes al máximo de esta transición y saques el máximo provecho a tu coche automático.

1- Relájate y disfruta

La creciente popularidad de los automóviles automáticos se debe en gran medida a que éstos han alcanzado altos niveles de calidad y facilidad de conducción. La gran diferencia es que, en lugar de ser el conductor el responsable de escuchar al motor, embragar y cambiar de marcha, en este caso el automóvil se encarga de todo esto automáticamente, según la velocidad de desplazamiento. Fácil, ¿no? No sólo son más cómodos, los modelos con transmisión automática más avanzados también son más seguros, económicos y sostenibles, ya que facilitan el ahorro en combustible, sobre todo en ciudades donde el tráfico es intenso.

2- Aprende los modos de conducción

El cambio de marchas de los vehículos automáticos es un poco diferente del de los coches manuales. En lugar de números del 1 al 5 y la letra R, te encontrarás con una serie de letras.

La «P»  (park, inmobilizado) se utiliza tras haber estacionado, junto al freno de mano, para asegurar el automóvil antes de para el motor y salir. Sin embargo, si la parada es corta, puedes seleccionar el modo «N» (neutral, punto muerto) y poner el freno de mano. La «D» (drive, conducir) es la única marcha que necesitarás mientras el coche esté en movimiento o en paradas de sólo unos minutos, combinada con la «R» (reverse, marcha atrás).

3- Frenar para arrancar

Arrancar un coche automático es bastante diferente que en un coche con transmisión manual. Lo primero es quitar el freno de mano, pisar el freno con el pie derecho y darle al contacto. Una vez activado el botón de arranque, y mientras mantenemos pisado el pedal del freno, pasaremos de la posición (o botón) ‘P’ a la posición (o botón) ‘N’ para desactivar el estado de parking. Después activaremos el modo «D», de conducción, tras lo cual levantaremos gradualmente el pie del freno para iniciar la marcha suavemente. Sólo entonces comenzaremos a usar el pedal del acelerador.

4- Evita pasar de «D» a «R» en movimiento

Aunque pueda parecer obvio, a menudo las prisas o la costumbre hacen que cambiemos de modo de conducción antes de que el vehículo llegue a pararse del todo. Es un mal hábito que añade un estrés innecesario en la banda de transmisión, lo que contribuye a desgastarla de forma prematura. Así que recuerda y ten paciencia: antes de engranar el modo de conducción «R», espera a que el vehículo esté parado.

5- Al cambiar de marcha, pisa sólo el freno

Si estás acostumbrado a conducir un automóvil manual, es posible que estés acostumbrado a pisar el acelerador antes incluso de meter la primera, mientras el cambio de marchas aún está en punto muerto. Es otra mala costumbre que hay que quitarse: antes de cambiar de modo de conducción, hay que pisar el freno y nada más que el freno. La característica maniobra de embragar, revolucionar el motor, meter la primera e ir soltando el embrague mientras aceleras, es cosa del pasado. Los vehículos automáticos hacen todo esto por sí mismos.

Al conducir con cambio automático, acelera únicamente cuando tengas seleccionada el modo ‘D’, así evitarás desgastar innecesariamente la turbina de la transmisión y los correspondientes gastos de reemplazarla.

6- No más rampas traicioneras

Una de las ventajas de la conducción automática es que es prácticamente imposible que se cale el motor, así que ya te puedes olvidar de aquellos momentos de sudar para volver a arrancar el motor en plena rampa. Es tan sencillo como darle al botón de arranque, poner el pie en el acelerador y dejar que el coche se deslice sobre el asfalto. Es más, ¡olvidarse del embrague también significa menos desgaste y menos visitas al taller!

7- Cuesta abajo, mejor en modo manual

Cuando conducimos un vehículo automático cuesta abajo, lógicamente la velocidad aumentará debido a la fuerza de la gravedad. No hace falta decir que, como en la conducción manual, dejar que el coche baje en punto muerto es muy mala idea. La mayoría de cajas automáticas modernas pueden cortar el suministro de combustible al motor en estas condiciones y hacer que las ruedas hagan que el motor gire, y no al revés. También es una buena recomendación seleccionar un modo manual de conducción que te permita usar una marcha más corta y ayudar así a reducir la velocidad.

8- Esconde el pie izquierdo

Si eres un novato en esto de los vehículos automáticos, lo natural es que tiendas a usar el pie izquierdo para frenar. Olvídate. Según los expertos, es mucho más seguro acostumbrarse a frenar siempre con el pie derecho, ¡excepto si eres zurdo! Para evitar tentaciones, intenta mantenerlo escondido bajo el asiento o simplemente relajado, y repite 10 veces: «el pie izquierdo no se usa para nada».

Como ves, conducir con cambio de marchas automático puede ser tan divertido como hacerlo con cambio manual, ¡es cuestión de costumbre! Esta transición forma parte del camino hacia un modelo de transporte más limpio y sano, ya que la adopción de las nuevas tecnologías no sólo hace la conducción más fácil y accesible para todo el mundo, sino que es también más segura, más económica y más sostenible, ya que facilitan el ahorro en combustible, sobre todo en ciudades donde el tráfico es intenso.